* Salaverna es el nombre del poblado en que se asienta el Proyecto.
N. del Ed.
Grupo Frisco adquiere el 51% de las acciones de la mina Frisco-Tayahua.
Bajo la administración de Grupo Frisco, se incrementa el trabajo a destajo y se desaparece el sindicato de trabajadores mineros progresista, se liquida al personal que vivía en Salaverna, Majadas y Santa Olaya y se impone un sindicato a modo para la empresa.
Comienza a reunirse un grupo de pobladores y se inician las gestiones ante la Secretaría de la Reforma Agraria para que se reconocieran los terrenos de Salaverna, Majadas y Santa Olaya como ejido.
Ya constituido el “Comité de Posesionarios Salaverna, Majadas y Santa Olaya”, logran ingresar la solicitud por la certeza jurídica de los terrenos en la Secretaría de la Reforma Agraria.
Llegó a Salaverna maquinaria pesada y especializada que sería utilizada para operar la mina con la técnica de tajo a cielo abierto.
Comienza el acercamiento de funcionarios de la empresa Frisco Tayahua para informar a la población local de Salaverna la necesidad de una reubicación, alegando que era un lugar en riesgo para el asentamiento humano. Los funcionarios llevaron un estudio realizado en la Unidad Académica de Ciencias de la Tierra de la Universidad Autónoma de Zacatecas como respaldo, pero esa narrativa no ha sido corroborada técnicamente. Por otro lado, no se informó a la población que las intenciones de la empresa eran llevar a cabo un cambio en el uso de suelo para explotar la mina subterránea con la técnica de tajo a cielo abierto. En junio de 2010 se realizó la última fiesta patronal, derivado de que muchas familias aceptaron la reubicación en el nuevo complejo habitacional llamado Nuevo Salaverna a cambio de una casa en comodato y 15 mil pesos, al firmar la reubicación las casas eran demolidas a punta de marro por personas contratadas por la empresa, dejando un paisaje desolador en la comunidad con un gran número de casas en ruinas.
El 06 de diciembre la técnica de barrenación larga utilizada por la empresa para la explotación subterránea ocasionó un hundimiento de 400 m. en una zona del poblado, causando miedo y pánico en los habitantes que vivían cerca, por lo cual, un segundo grupo fue reubicado en el nuevo complejo habitacional.
las personas que aun habitaban Salaverna, impidieron que reubicaran las imágenes religiosas en la iglesia de Nuevo Salaverna y prefirieron resguardarlas en la Parroquia de la Cabecera municipal.
En el mes de junio la Secretaría de Gobernación anunció que se llevarían a cabo los estudios de riesgo, pero la comunidad impidió que el Servicio Geológico Mexicano ingresara, bloqueando el acceso y corriendo a las personas, esto, debido a que no había certidumbre sobre la procedencia de los recursos y la veracidad de los posibles resultados.
Junio. Ante las presiones de la empresa, uno de los grupos de población local en resistencia decidió aprobar el asesoramiento legal de la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA) y los abogados de esta organización trasladaron el caso a nivel federal a la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU). Se le exigió a la empresa que demostrara con documentos legales que los terrenos eran de su propiedad y que salieron del dominio de la nación.
El 6 de diciembre iniciaron los trabajos de deslinde por parte de la SEDATU notificando a las tres partes involucradas (ejido Mazapil, Grupo Frisco y Población de Salaverna), en este caso, el Ejido Mazapil llegó a un acuerdo económico con la empresa. Los trabajos consistieron en la identificación de las coordenadas para georreferenciar cada uno de los puntos perimetrales de la comunidad para definir el terreno que, en este caso, la comunidad solicitó.
El 23 de diciembre la comunidad vivió uno de los momentos de violencia más fuertes, con la narrativa de una supuesta falla geológica natural, arribaron a Salaverna funcionarios de gobierno del estado, autorizados por Gilda Fabiola Torres, secretaria de gobernación. Con el uso de la fuerza y maquinaria pesada iniciaron el desalojo de las personas que aún permanecían habitando la comunidad, demolieron la iglesia, la escuela, la delegación municipal y un colegio. Un grupo de mujeres y jóvenes evitaron la destrucción de sus casas y lograron contener la agresión. A través de los medios de comunicación y las redes sociales se hizo público lo que estaba pasando, a lo cual, diversas organizaciones sociales se solidarizaron y apoyaron un bloqueo de más de diez horas de la avenida principal de Zacatecas, donde se exigía un freno a la agresión, esa fue la única forma de detener ese lamentable hecho.
Fuente: Salaverna, Mazapil, Zacatecas tomado el viernes 17 de febrero de 2018 por César Chacón.